Juegos motores en solitario / paralelo:
Los niños con TEA, especialmente en el caso de niños muy afectados, desarrollan actividades
solitarias y estereotipadas. Nos proponemos pues darles algunas actividades
alternativas, sin obviar tampoco la necesidad que puedan tener estos niños de cierto
aislamiento y actividad rutinaria. Algunas propuestas son, por ejemplo: la utilización
de columpios, tobogán, balancín, patineta, neumáticos, … Estas actividades pueden
requerir la ayuda del adulto, momento en el que pueden crearse las condiciones apropiadas
para trabajar aspectos comunicativos y relativos a la interacción con iguales.
Juegos motores compartidos:
Existen juegos que, para su puesta en marcha y ejecución, implican necesariamente
la participación de otros niños. Son juegos con un gran valor educativo, pues van a
favorecer y enriquecer aspectos relativos al proceso de socialización de los alumnos.
Por ello, tratándose de niños con TEA, el desarrollo de estos juegos requerirá normalmente
la mediación inicial del adulto. Algunos de estos juegos pueden ser: el trampolín
o “sube y baja”, los corros, la cadeneta, la goma o elástico, la comba, las palmas,
el sillón de la reina, …
Juegos manipulativos.
Vamos a distinguir dos subtipos:
• Solitarios y/o paralelos: juegos en arena como el cubo y la paleta, la carretilla, el
rastrillo, …, globos de aire o agua, instrumentos musicales, el yoyó, la peonza, la
pelota, juguetes causa – efecto (con automatismos o con efectos sonoros y/o luminosos),
etc.
• Compartidos: pueden ser los anteriores y algunos otros como los cochecitos, las
construcciones, etc.
Juegos reglados:
Al plantear la realización de juegos de reglas con niños con TEA hemos de tener en
cuenta que, muy probablemente, éstos tendrán que ser simplificados y adaptados a
las características y el nivel de los alumnos concretos con los que estemos trabajando.
Es importante que ellos conozcan y tengan claro el objetivo del juego, por lo que
las reglas e instrucciones serán pocas, claras y concretas. Como ejemplo de estos juegos
podemos citar el pilla – pilla, el escondite, el patito/pollito inglés, …
Es conveniente, por otro lado, que estos juegos sean ejecutados previamente en un
contexto más estructurado y con una intervención directa del profesor, con objeto de
entrenar al alumno con TEA en la organización o fases del juego. Esto nos permitirá
trabajar las normas, consignas verbales y destrezas físicas implicadas en el mismo.
En muchas ocasiones, la presencia en nuestra aula de otros niños que acudan a ella
puede ser un buen recurso, ya que nos permite configurar y organizar la actividad con
un pequeño grupo y en un contexto familiar y conocido por nuestros alumnos, evitando
así el excesivo flujo estimular que es habitual en el patio de recreo.
Juego simbólico:
Como ya sabemos, los sujetos con TEA presentan alteraciones en el área de la imaginación,
lo cual conlleva grandes dificultades para utilizar juguetes apropiadamente, así
como para realizar juegos de representación de roles o imaginativos.
En síntesis, podemos decir que el autista no posee buenas habilidades para el juego
de ficción (“hacer como si…”), puesto que, al no imaginar en mayor o menor medida,
no se sitúan bien en un modo simulado.
“Con el objetivo de acercarle a un futuro juego simbólico, resulta importante iniciar un
entrenamiento en el uso funcional de objetos cotidianos y de juguetes sencillos”.
(Guía para la atención educativa a los alumnos y alumnas con Trastornos del Espectro
Autista).