martes, 9 de diciembre de 2008

Cinco estrategias de supervivencia para ayudar a los niños con el Síndrome de Asperger a superar la pasividad

George T. Lynn, M.A., C.M.H.C. Original en inglés en: http://www.udel.edu/bkirby/asperger/
El niño con Asperger puede tener una fuerte predisposición a la pasividad, sobretodo cuando se cansa, se frustra o se estresa. Esta profunda falta de energía o habilidad para comenzar una tarea se ve en la escuela, en casa o en la vida social. La pasividad puede incapacitar al niño con Asperger para la consecución de logros en la escuela. Sus padres llegan a comprender que él se paraliza cuando tiene que hacer contacto social con otros niños que se sientan en la mesa del comedor. Él esta aislado en un rincón de la clase y tiene que ser guiado suavemente por un maestro. Sintiéndose totalmente agobiado, termina mirando fijamente hacia delante y no puede recordar lo que se supone que iba a hacer después. Cuando su maestro se dirige a él, gruñe una contestación pero no vuelve a sus tareas. Podría tener muchas dificultades a la hora de decir a sus maestros lo que él necesita y tiende a ser pasivo ante sus críticas. Se encoge ante el abuso verbal de su maestro y no le comunica lo que siente. En una situación social, él es raramente el primero en buscar contacto social y necesita ver a alguien más haciéndolo antes.

Cinco estrategias de supervivencia para superar la pasividad

Esta inclinación hacia la pasividad no es una sentencia de institucionalización permanente para el niño, pero es una indicación de que el desarrollo de su aprendizaje es diferente al de los otros niños. Por ejemplo, los niños con Asperger pueden ser muy hábiles en las artes marciales, pero necesitan que se les muestre cada movimiento posible y ensayarlo físicamente. Si se hubieran incluido posibles respuestas a situaciones en la calle, el muchacho hubiera podido responder mejor. Para aprender a jugar al béisbol, el niño tiene que ser llevado físicamente a cada posición del campo y explicarle los movimientos del jugador en esa concreta posición, de igual manera que usted enseñaría a alguien a aprender unos pasos de baile. Una vez que el niño aprende las sensaciones de un movimiento, puede realizarlo de forma espléndida, pero los entrenamientos pueden tomar algún tiempo más de lo normal. Aquí están cinco estrategias de supervivencia para ayudarle a darse cuenta de sus peculiaridades y disminuir los retos planteados por sus diferencias de atención.

1. Consulte con él para encontrar maneras de reducir la tensión que él experimenta. Hable con él sobre lo que está pasando en la escuela o en el trabajo. Los niños con Asperger tienden a ser muy nobles. Si ellos no pueden seguir el ritmo de la clase (debido a unos métodos educativos malos), entonces pueden intentar resolver el problema simplemente negándose a coger el autobús de la mañana. Es más fácil decir: “Nunca iré al infierno” que decir: “Me siento tonto, incapaz de hacer el trabajo”, “¡Ayúdenme!”. Si ellos no pueden seguir el paso en un duro trabajo en equipo, entonces tienden a tirar al suelo su delantal y tener un ataque de ira y frustración.

2. Use con tacto una sugerencia de antemano.

3.Guiar desde detrás. Para reducir la pasividad usted tiene que lograr el hábito de seguir un poco detrás al niño. Usted va a su marcha. Si él se detiene, usted para y entra en el papel de consultor con él. “Jeremy, estás haciendo un gran trabajo, que consigue abrir la puerta. ¿Buscas algo ahora mismo?”. Refrene su propio enojo, respire profundamente y rodee el problema. Dele el tiempo que necesite.

4.Ayúdele a calmar el ritmo de su respiración. Si él se enfría y no puede conseguir cruzar la puerta para tomar el autobús que le llevará a la fiesta de cumpleaños de un amigo, pregúntele lo que usted puede hacer para ayudar. Si no contesta, asuma que él está experimentando ansiedad y que sin embargo parece sereno y muy tranquilo por fuera, en su interior, su mente está corriendo a gran velocidad. Simplemente siéntese de forma serena a su lado y permita que su ritmo de respiración relajado le calme. Dígale cualquier cosa que piense que pueda tranquilizarlo un poco más y entonces vuelve a guiarle al próximo paso cuando él pueda comprenderle mejor.

5.Enseñarle a tomar una decisión binaria. Una de las causas más poderosas de la pasividad es el sentimiento del niño con el Síndrome de Asperger de que alguna tarea es tan inmensa y compleja que posiblemente no podrá conseguirla. Para superar esta barrera, enséñele cómo descomponer cualquier problema en dos decisiones. Él toma una de las decisiones y entonces descompone la próxima parte del problema en dos nuevas decisiones, y toma una de ellas hasta que el trabajo está hecho. Si usted quiere conseguir que limpie su cuarto, primero debe hacer dos montones. Un montón para las cosas que se quedan y otro para las cosas desechables. Cuando tiene el montón de cosas que se quedan, divídalo en un montón para ropa y otro para las cosas electrónicas. Cuando esto esta hecho, tome cada montón a su vez. En el montón de las partes electrónicas, ponga todas las partes que pertenecen a los proyectos actuales en un estante y todas las partes de proyectos del pasado en otro y así en adelante. Él necesita una manera de trabajar del todo a las partes. Es más fácil si usa deliberadamente el “si/no”, el “cero/uno”, el código binario para descomponer los problemas en partes más pequeñas y manejables.

Los niños con Asperger mostrarán a menudo grandes talentos en los campos científicos, técnicos o artísticos. Sus aptitudes son esenciales para el crecimiento y desarrollo de nuestra cultura. En la historia reciente ha habido genios que han mostrado rasgos del Síndrome de Asperger, entre ellos se incluyen: Albert Einstein, Bach, Glenn Gould, y otros muchos entre los que se incluyen grandes inventores en la industria de los ordenadores. Es difícil conocer las contribuciones de las personas con Asperger porque son a menudo muy tímidos y públicamente modestos. Pero la ansiedad y pasividad que los niños con AS experimentan pueden ahogar sus vidas y hacer que desarrollen de forma mediocre su potencial. Ayudarles a superar la pasividad puede tardar años, pero cada paso pequeño fortalece la habilidad del niño en lo sucesivo.